jueves, 1 de octubre de 2009

Audrey Hepburn

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Audrey Hepburn siempre ha sido una de mis actrices favoritas del cine clásico. Su verdadero nombre era Edda Kathleen Hepburn-Ruston Van Heemstra (poco práctico y atractivo para una actriz) y nació en Bélgica en 1929. Sus padres eran un banquero inglés y una aristócrata holandesa, que se divorciaron en 1935. Ella se quedó con su madre y vivió en Holanda e Inglaterra.


Aprendió ballet, y gracias a su figura delicada y estilizada entró a trabajar en el mundo de la moda, como modelo. Esa experiencie le dió la oportunidad de conseguir sus primeros papeles en el cine, como extra y en Broadway tras irse a vivir a vivir a Hollywood.


En 1953 llegó su gran oportunidad de triunfar en el cine con la película Vacaciones en Roma, de William Wyler, protagonizada junto a Gregory Peck. Su aspecto aristocrático la hizo una buena candidata para interpretar el papel de una princesa aburrida de sus obligaciones que se escapa. Durante la escena en la que ella se asusta cuando Gregory Peck mete la mano en el león de piedra, la reacción de ella fue real cuando él fingía que había perdido la mano. Fue una broma del actor, y a William Wyler se le ocurrió incluírlo en la película tal y como aparecía. La interpretación en esta película le valió ganar un Oscar a la mejor actriz.


En 1954 trabajó en la película Sabrina, de Billy Wilder, que es para mí una de las más divertidas. Compartía el cartel con Humphrey Bogart y William Holden y su elegancia se hacía patente una vez más en esta historia de un triángulo amoroso.


En 1956 intervino en Guerra y paz, de King Vidor, en la que también aparecía el actor Mel Ferrer, con el que se casó, y con el que tuvo un hijo. Volvió a trabajar con Billy Wilder en la película Ariane en 1957. Ese mismo año también protagoniza Una cara con ángel. En 1959 fue la protagonista de Historia de una monja, por la que estuvo nominada a los Oscar.


En los años 60 trabajó en Desayuno con diamantes, de Blake Edwards una de sus películas más famosas, junto a un actor poco conocido, George Peppard. Audrey aparecía cantando la canción Moonriver, sentada en la ventana, y esa escena se conservó a pesar de que Edwards quería eliminarla.


En 1963 llegó Cary Grant y la película Charada, de Stanley Donen. Es una película con una trama complicada, con identidades falsas, intriga y un romance. A mí me encanta una escena en la que ella, susurrando a Cary Grant le pregunta "¿sabes qué tienes de malo?" "nada".


Posteriormente trabajó en My Fair Lady, en 1964, en Cómo robar un millón, en 1966, Sola en la oscuridad y Dos en la carretera, en 1967. A partir de ahí, empezó a trabajar de manera esporádica. Se divorció de Mel Ferrer y se casó con un médico, con el que tuvo su segundo hijo.


Sus últimas interpretaciones en el cine fueron en Robin y Marian, junto a Sean Connery, en 1976, en la que se retrata el romance entre unos maduros Robin Hood y Lady Marian, y en cuya película lo mejor (para mi gusto) es ella. En 1979 apareció en Lazos de sangre, en 1981 en Todos rieron, y por último, en 1989 en Always. En 1993 falleció, con 63 años, de un cáncer de cólon.


Ella fue una de las actrices más elegantes de la historia del cine, en un tiempo en el que se llevaba una belleza más explosiva. Fue capaz de convivir en un momento del cine en el que actrices como Marilyn Monroe o Jane Mansfield, con físicos más voluptuptuosos tenían mucho éxito. A pesar de su muerte, se ha convertido en un icono de la elegancia y todavía su imagen aparece asociada a la moda, y por supuesto, al cine clásico.


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